Correr: Su impacto en la salud cardíaca y la longevidad

El running, una actividad física muy popular y beneficiosa para la salud. El running, también conocido como correr, es una forma de ejercicio aeróbico que implica desplazarse a pie a una velocidad mayor que caminar. Correr es considerado un ejercicio aeróbico de alta intensidad. También se clasifica como una forma de ejercicio cardiovascular, ya que involucra al sistema cardiovascular y respiratorio de manera intensa y sostenida.

Puedes correr en una variedad de terrenos, como carreteras, senderos, pistas de atletismo o cintas de correr en el gimnasio. No requiere ningún equipo especializado y puede practicarse en solitario o en grupo.

Al ser un ejercicio aeróbico, correr utiliza el oxígeno para generar energía de manera continua durante un período de tiempo prolongado. Esto implica un esfuerzo sostenido de intensidad moderada a alta, lo que aumenta la frecuencia cardíaca y la respiración.

Durante la carrera, se activan varios grupos musculares, incluyendo los músculos de las piernas (cuádriceps, isquiotibiales, pantorrillas), los músculos del core (abdominales y músculos lumbares) y los músculos de los brazos y hombros, aunque en menor medida. La coordinación y el equilibrio también se ven involucrados al mantener una buena técnica de carrera.

Es importante señalar que el running puede adaptarse a diferentes niveles de condición física y objetivos. Puedes variar la intensidad y la duración de tus sesiones de running para adaptarlas a tus necesidades y capacidades individuales.

Correr y sus beneficios para la salud:

Cardiovascular: El running es una excelente manera de mejorar la salud del corazón y los pulmones. Ayuda a fortalecer el sistema cardiovascular, aumenta la capacidad pulmonar y mejora la circulación sanguínea.
Quema de calorías: Correr es una actividad eficaz para quemar calorías y mantener un peso saludable. La cantidad de calorías quemadas depende de la intensidad del ejercicio, la distancia recorrida y el peso corporal.
Fortalecimiento muscular: Al correr, se trabajan muchos grupos musculares, como los de las piernas, los glúteos y el core. Con el tiempo, esto ayuda a fortalecer y tonificar los músculos.
Mejora del estado de ánimo: La actividad física aeróbica, como el running, libera endorfinas, conocidas como las «hormonas de la felicidad». Esto puede ayudar a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover una sensación general de bienestar.
Salud ósea: El running de impacto moderado puede ayudar a fortalecer los huesos y prevenir la pérdida de densidad ósea, reduciendo así el riesgo de osteoporosis.

Un estudio publicado en la revista científica «Progress in Cardiovascular Diseases» en 2017 examinó la relación entre correr y la salud cardiovascular. Los investigadores revisaron datos de múltiples estudios y concluyeron que correr de forma regular se asociaba con una reducción significativa del riesgo de enfermedades cardiovasculares.

El estudio encontró que los corredores tenían un 30% menos de riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares en comparación con los no corredores. Además, los corredores mostraron una disminución del 45% en el riesgo de desarrollar hipertensión arterial, y una reducción del 43% en el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca coronaria.

Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford, publicado en la revista «Medicine & Science in Sports & Exercise» en 2014, examinó los efectos del running en la esperanza de vida. Los resultados mostraron que correr regularmente estaba asociado con una mayor esperanza de vida, en promedio, de 3 años adicionales en comparación con los no corredores.

Estos estudios respaldan la idea de que el running puede tener un impacto positivo en la salud cardiovascular y en la esperanza de vida. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los resultados pueden variar según la edad, el estado de salud y otros factores individuales.

Antes de iniciar con el Running es recomendable:

Consulta a un médico: Antes de comenzar cualquier programa de running, especialmente si eres nuevo en la actividad o si tienes alguna condición médica preexistente, es importante consultar a un médico para asegurarte de que estás en condiciones de correr.
Empieza gradualmente: Si eres principiante, es esencial comenzar despacio e ir aumentando progresivamente la intensidad y la duración de tus carreras. Esto ayuda a prevenir lesiones y a permitir que tu cuerpo se adapte gradualmente al ejercicio.
Calentamiento y enfriamiento: Antes y después de correr, realiza ejercicios de calentamiento y enfriamiento para preparar y recuperar tus músculos. Estiramientos suaves y movimientos articulares pueden ayudar a evitar lesiones.
Escucha a tu cuerpo: Presta atención a las señales de tu cuerpo. Si experimentas dolor intenso o malestar durante la carrera, es importante detenerte y descansar. Si el dolor persiste, busca la ayuda de un profesional de la salud.
Equipo adecuado: Utiliza calzado y ropa cómoda y adecuada para correr. Un buen calzado para correr que se ajuste correctamente a tus pies puede ayudar a prevenir lesiones y mejorar tu rendimiento.

Recuerda que la constancia y la progresión gradual son clave para disfrutar del running y obtener sus beneficios. ¡Diviértete y mantente seguro mientras corres!