Trasplante de materia fecal: Estrategia terapéutica emergente
El equilibrio de la microbiota intestinal es fundamental para el bienestar general. Un desequilibrio o disbiosis en esta comunidad de microorganismos ha sido vinculado a múltiples enfermedades, especialmente aquellas del tracto gastrointestinal. El trasplante de materia fecal (TMF) surge como una técnica innovadora para restaurar la microbiota intestinal en pacientes con infecciones recurrentes o problemas intestinales relacionados con el uso de antibióticos, como la infección por Clostridioides difficile (C. difficile). Este procedimiento, aunque pueda parecer inusual, ha demostrado ser altamente efectivo y está comenzando a ser considerado para otras condiciones, como el síndrome de intestino irritable y las enfermedades inflamatorias intestinales.
El trasplante de materia fecal (también conocido como trasplante de microbiota fecal) es un procedimiento que ha ganado atención en los últimos años debido a su efectividad en el tratamiento de ciertas enfermedades gastrointestinales. El trasplante de microbiota fecal (TMF) consiste en la transferencia de heces de un donante sano a los intestinos de un receptor enfermo, con el objetivo de restaurar la composición de la microbiota intestinal.
The Journal of the American Medical Association (JAMA) describe el TMF como «un procedimiento destinado a reequilibrar el ecosistema microbiano intestinal al introducir una diversidad de bacterias beneficiosas de una persona sana a una afectada por disbiosis (desequilibrio microbiano)». El trasplante de microbiota fecal (TMF) es particularmente eficaz en el tratamiento de infecciones recurrentes por C. difficile, un problema creciente debido al uso excesivo de antibióticos.
Primeros registros de transplante de materia fecal:
El primer registro documentado de un trasplante de materia fecal se remonta a la medicina tradicional china. Según los textos históricos, el médico Ge Hong (283-343 d.C.) describió el uso de lo que él llamó «sopa amarilla» (huang tang), que era una mezcla de materia fecal humana, como tratamiento para la diarrea severa y otras afecciones gastrointestinales. Esta práctica antigua muestra que la idea de utilizar materia fecal para tratar enfermedades intestinales tiene raíces muy profundas en la historia de la medicina.
En la medicina moderna, el primer trasplante de materia fecal registrado fue realizado en 1958 por el Dr. Ben Eiseman y sus colegas en el Hospital General de Denver en Colorado, Estados Unidos. Publicaron un informe donde describieron el uso de enemas de materia fecal para tratar casos severos de colitis pseudomembranosa, causada principalmente por infecciones de Clostridioides difficile.
Aunque el trabajo del Dr. Eiseman fue un hito importante, el trasplante de materia fecal no ganó amplia aceptación inmediata y permaneció en gran medida como una intervención de último recurso durante varias décadas. Sin embargo, con el aumento de infecciones recurrentes por C. difficile y la creciente evidencia de la importancia de la microbiota intestinal, el transplante de materia fecal ha resurgido como un tratamiento viable y efectivo.
El trasplante de materia fecal y el C. difficile:
El trasplante de materia fecal es más conocido por su éxito en el tratamiento de infecciones por C. difficile, especialmente en casos recurrentes. Estudios han demostrado tasas de éxito superiores al 80-90% para resolver estas infecciones.
El Clostridioides difficile (C. difficile) es una bacteria que puede causar infecciones graves en el intestino, especialmente en personas que han recibido tratamiento con antibióticos que alteran la microbiota intestinal.
Los antibióticos eliminan tanto las bacterias patógenas como las benéficas en el intestino, lo que permite que C. difficile prolifere sin control. La pérdida de diversidad y cantidad de bacterias saludables crea un entorno donde C. difficile puede crecer y producir toxinas que dañan la microbiota intestinal.
Estas infecciones intestinales pueden ser difíciles de erradicar con tratamientos antibióticos convencionales, y las recurrencias son comunes. Cada episodio aumenta el riesgo de complicaciones graves y reduce la calidad de vida del paciente.
En el TMF se reintroduce una microbiota saludable en el intestino del receptor enfermo, lo que ayuda a restablecer el equilibrio microbiano. Esto inhibe el crecimiento de C. difficile al competir por nutrientes y espacio, y por la producción de sustancias antimicrobianas naturales.
Además, hay investigaciones en curso sobre el uso del trasplante de materia fecal para otras condiciones como:
- Enfermedades inflamatorias del intestino (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa).
- Síndrome del intestino irritable.
- Enfermedades metabólicas.
- Trastornos neurológicos.
Proceso del trasplante de materia fecal:
- Selección del Donante: El donante es cuidadosamente seleccionado y examinado para descartar enfermedades infecciosas y otros problemas de salud que puedan transmitirse al receptor. Existen bancos de deposiciones donde se almacena la materia fecal congelada, puede ser donación de heces frescas de un familiar.
- Preparación de la Materia Fecal: La materia fecal del donante se mezcla con una solución salina o algún otro diluyente, y luego se filtra para eliminar partículas grandes, obteniendo una suspensión líquida.
- Administración:
- Ruta alta: A través de sonda nasográstrica, naso-duodenal ó gastrocopía.
- Ruta baja: A través de una colonoscopía ó enemas.
- Cápsulas orales que contienen deposiciones congeladas.
Riesgos en el TMP:
- Transmisión de infecciones si el donante no es adecuadamente seleccionado y evaluado.
- Reacciones adversas como diarrea, calambres abdominales y, en raros casos, complicaciones más graves.
Un artículo publicado por The NEW ENGLAND JOURNAL of MEDICINE en 2019, informa acerca de dos pacientes que recibieron transplante de microbiota fecal presentaron bacteremia por E. coli productora de betalactamasa y uno de ellos falleció.
El trasplante de materia fecal es una técnica emergente que ha mostrado resultados impresionantes en el tratamiento de infecciones recurrentes por Clostridioides difficile, tiene un gran potencial para el manejo de otras enfermedades asociadas a la disbiosis intestinal. A medida que avancen las investigaciones, es probable que el TMF se convierta en una opción terapéutica viable para una variedad de afecciones gastrointestinales y sistémicas.
El TMF abre nuevas fronteras en la medicina, demostrando que restaurar la microbiota intestinal puede tener un impacto significativo en la salud. Si bien todavía es un campo en desarrollo, representa una promesa importante para el futuro de las terapias microbiológicas.